18. Boy Espinoza "Tomás Boy", Tomás Juan
Director técnico y futbolista.
(1952 - 2022)
Tomás Juan Boy Espinoza fue un líder en la historia del fútbol en México, así como uno de los mejores jugadores del equipo Tigres UANL, donde realizó la parte más memorable de su carrera. Nació en la Ciudad de México el 28 de junio de 1951 e inició en el fútbol a partir del Atlético Español, sin embargo pronto pasó al Atlético Potosino, y de ahí, a Tigres. La fama que obtuvo en este equipo lo llevó a formar parte de la Selección Nacional y se destacó a lo largo de su trayectoria como un gran jugador ofensivo, por lo que ocupó la posición de centrocampista. Logró un récord de 104 goles como futbolista.
Mi historia
El jugador capitalino nació en la colonia Condesa, pero se crió en el Estado de México en el seno de una familia de clase media, con ascendencia alemana e italiana. Era el mayor de ocho hijos y, a pesar de una relativa comodidad económica, tuvo que luchar con una difícil relación familiar, lo que lo motivó a independizarse a los 17 años. Desde entonces, el futbolista se ha destacado por un carácter independiente, aunque apegado a su madre, quien nunca dejó de apoyarlo.
En 1972, con apenas 19 años, hace su debut en el fútbol dentro del Atlético Español, recibiendo pronto apodos como “La anguila” por su físico delgado, su habilidad para moverse dentro del campo y su natural carisma con el público, realizando bailes y celebraciones vigorosas con cada victoria. En 1974 el Atlético Potosino lo contrató para formar parte de su alineación, pues vio en él a una gran promesa en el deporte y al año captó la atención de los directores deportivos de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
En 1975, Tomás Boy llegó a Nuevo León y debutó como jugador de Tigres en un partido contra América, donde ganaron 1-0. El 2 de marzo marcó su primer juego con el equipo regiomontano. Desde entonces, se destacó como una figura importante en el club, debido a la cantidad de goles que anotó con Tigres, lo que lo llevó a ser reconocido como parte integral de la historia del equipo. Durante las décadas de 1970 y 1980 dominó la atención como el miembro más goleador del equipo; sin embargo, se retiró de los “felinos” en 1988 tras una serie de temporadas complicadas, dejando atrás un total de 98 goles en 413 juegos con los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León. En este mismo año jugó en Estados Unidos con el equipo San José Earthquakes, de la Western Soccer Alliance, como uno de los jugadores estrella contratados en ese año; no obstante, pronto pasó de jugar a entrenar al equipo, inaugurando la nueva faceta del futbolista.
Desde entonces Tomás Boy se desempeñó como entrenador, pero no volvió a conseguir los mismos resultados. Durante la década de 1990 fue contratado por el Tampico Madero, el Querétaro FC, Veracruz y entró a Morelia en 1996, donde tuvo mayor éxito, pero al año volvió a Nuevo León para entrenar al que hace diez años fue su equipo rival: Monterrey. Pasó poco tiempo con los Rayados y no fue renovado para la temporada de 1999, por lo que volvió a Morelia y en 2002 fue contratado por Puebla, lo que desembocó su peor desempeño hasta la fecha, pues de trece partidos sólo ganó uno.
Sin embargo, Tomás Boy es recordado también como un ejemplo de superación ante las adversidades y continuó en el deporte. En los años siguientes transitó por Veracruz y Atlas, hasta que nuevamente regresó a los Monarcas para el Clausura de 2009, levantándose con perseverancia para obtener su mayor éxito como entrenador, ya que el equipo ganó la SuperLiga 2010. Desde ese momento, la trayectoria del exjugador pasó por sus mejores momentos, rescatando a Atlas del descenso en numerosas ocasiones. Mientras tanto, trabajó como analista deportivo para ESPN Latinoamérica, donde llegó a trabajar frente a las cámaras junto a José Ramón Fernández y David Faitelson y tras un período de ausencia se reintegró al canal para comentar el Mundial de Rusia en 2018.
Luego de un breve período de semiretiro, Tomás Boy falleció el 8 de marzo de 2022 en Acapulco, Guerrero, tras ser internado por tromboembolismo pulmonar. Fue velado en el Panteón Francés de la Ciudad de México y recibió honores por parte de los equipos por los que transitó tanto como jugador como en calidad de entrenador, marcando un lugar personal en la historia del fútbol en el país y al día de hoy es recordado como el mejor jugador que han tenido los Tigres de la UANL.