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178. Tanguma, Antonio

Músico y compositor.

(1903 - 2022)

Antonio Tanguma Guajardo fue un líder en la música regional mexicana y el estilo norteño, por lo que recibió el apodo de “El Rey del Acordeón”. El acordeonista fue uno de los grandes exponentes de las polkas, las chotices, las redovas y los huapangos en el país. Nació el 26 de enero de 1903 en el municipio de China, Nuevo León, en el seno de una familia jornalera, por lo que gran parte de su adolescencia trabajó como en los campos de la región citrícola. Desde niño se interesó por el acordeón, pues desde 1914 componía, pero sólo pudo comprar uno hasta que llegó a los 17 años durante su viaje a Laredo, Texas.

Mi historia

Se quedó en Estados Unidos hasta alcanzada la madurez, cuando decidió volver a China. Se casó con la novia que dejó antes de partir a Laredo, María de Jesús, con quien procreó 14 hijos. Buscando un futuro en la música, viajó a Monterrey en 1938 acompañado de su familia y el acordeón. Con regularidad tocaba en La Bola de Oro, un bar en el centro de la ciudad, donde la gente disfrutaba y bailaba al son de su instrumento. Tras haber desarrollado una gran popularidad en los bailables de Monterrey, donde no podían faltar sus polkas y huapangos, viajó en 1945 a la capital del país cuando el acordeón era casi desconocido.

Su estilo regional gustó en los bailables de la época y al día de hoy sus composiciones continúan reproduciéndose por músicos inspirados en el acordeonista. Entre sus canciones más conocidas están El Cerro de la Silla, Evangelina, Así es mi tierra, El naranjo, Flor de Naranjo, Puro norte sí señor, Aurora Cholita, Échatelas pa’l alto, Diamantina y De Monterrey a Mina, entre otras.

Antonio Tanguma murió el 5 de diciembre de 1989, a los 86 años, con una enorme trayectoria a sus espaldas en el ámbito de la regional mexicana. En Monterrey, en el cruce de las calles de Juan Zuazua y Silvestre Aramberri, el escultor Cuauhtémoc Zamudio dedicó un busto a la memoria del compositor. Gracias a Tanguma el acordeón se ha convertido en el instrumento norteño por excelencia y su influencia supera todos los límites, pues su legado queda escrito para siempre en la historia de la música norteña.

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