10. Basagoiti Arteta, Antonio
Empresario.
(1849 - 1933)
Antonio Basagoiti Arteta fue un líder en el ámbito empresarial de Nuevo León por su participación en la fundación de la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey en 1900. Nació el 22 de octubre de 1849, en Vizcaya, España. Ahí, completó sus estudios en la Escuela de Comercio de Cádiz, aunque prefirió trasladarse a México, al igual que muchos de sus compañeros, para construir un legado empresarial.
Mi historia
En 1885, se casó con Francisca Ruiz Ibáñez, hija de una acaudalada familia, en Asturias, España. La historia de Antonio Basagoiti se asemeja a la del tío de su esposa, Manuel Ibáñez Posada, banquero y empresario de profesión, quién también viajó a México, y le comentó sobre la capacidad de desarrollo industrial de la ciudad de Monterrey.
Al año siguiente, se trasladó a México, donde comenzó a trabajar para empresarios españoles asentados en el país. Así, conoció a Bruno Zaldo Rivera, político español, quien poseía diversas inversiones en Veracruz. En poco tiempo, se volvieron socios comerciales, en particular en el ramo de la industria textil. Por otro lado, su matrimonio también le abrió diversas puertas a otros negocios. En 1886, formó parte de la firma Bernardo Roves y Cía., empresa dedicada a la venta de confecciones textiles y propietaria de un almacén de ropa y bonetería conocido como El Nuevo Mundo, en la Ciudad de México.
Durante la década de 1890, Basagoiti realizó diversas inversiones en el ramo textil. En 1892, fundó la Compañía Industrial de Hilados, Tejidos y Estampados San Antonio Abad, junto a Íñigo Noriega Laso y sus hermanos. Así, aparecieron diversas empresas relacionadas, como La Virgen (1895) y la sociedad textil El Salvador (1897), ambas con fábricas y algodoneras a través del norte y occidente de México. Invirtió en algunas otras textileras, como La Victoria, y las fábricas de lino en Tajimoroa, Michoacán.
La diversificación, entonces, se volvió necesaria para la generación de nuevas empresas. Por su capacidad financiera, Manuel Ibáñez Posada y Bernardo Roves le confiaron a Basagoiti la administración de sus finanzas. En 1899, su acumulado fue determinante para la fundación de la Compañía Industrial de Atlixco (CIASA), dedicada a la elaboración de hilados tejidos y estampados. Ese mismo año, se unió a Bruno Zaldo y sus hermanos para fundar Tabacalera Mexicana. Asimismo, formó parte de la Compañía Minera La Azteca; Negociación Agrícola de Xico y Cía. y La Velocitan, dedicada a la producción de correas de cuero para las máquinas de vapor.
En Nuevo León, se le recuerda por su participación en la Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey. Como accionista mayoritario, invirtió cerca de 10 millones de pesos, cerca del 21.5% del total invertido para la creación de la empresa. Junto a él, destacan las figuras de León Signoret, Patricio Milmo, Vicente Ferrara y Eugenio Kelly, quienes contribuyeron a la fundación de la empresa. La Fundidora Monterrey se convirtió en la siderúrgica más grande de América Latina, la única hasta la década de 1940, y permaneció en activo hasta su cierre en 1986.
A principios del siglo XX, Basagoiti se interesó por la banca y finanzas internacionales. Tras desempeñarse como consultor para el Banco Nacional de México, decidió regresar a España en junio de 1900. Al año siguiente, fundó el Banco Hispano Americano, junto a Bruno Zaldo Rivera, Luis Ibáñez Posada y Florencio Rodríguez Rodríguez, dedicado al desarrollo industrial y comercial a través de sus préstamos en España y América Latina.
Durante trece años, hasta diciembre de 1913, el grupo bancario se mantuvo fuerte, sin embargo, la agitada política nacional generó una breve crisis, pero la eficiente administración de Basagoiti, que recurrió al Banco de España, mantuvo a flote la compañía y esta continuó sus actividades. En décadas posteriores, el Banco Hispano Americano permitió que se mantuviera con fuerza la economía de los países hispanohablantes y se volvió una empresa descentralizada.
Antonio Basagoiti Arteta falleció el 8 de mayo de 1933, en Madrid, España, a sus 84 años de edad. Por su papel en el desarrollo económico de diversas instituciones, el Banco Hispano Americano creó el Premio Antonio Basagoiti, dedicado a los mejores estudiantes de la academia creada por el banco ese año. Desde la instauración del premio, numerosos empleados han recibido mejores oportunidades de trabajo y su recibimiento es considerado una prueba de su talento empresarial.